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Canadá durante las Guerras Mundiales

Canadá durante las Guerras Mundiales 


Canadá y la Primera Guerra 

Mundial, el origen de la 

‘red poppy’

La amapola roja es el símbolo del Remembrance Day, que se celebra cada 

11 de noviembre. Inicialmente la fecha estaba vinculada con el recuerdo de

 los soldados de la Commonwealth caídos en la Primera Guerra Mundial. 

Con el tiempo se amplió a todos los muertos en las diferentes guerras. 

Hoy reconoce la labor de todos aquellos consagrados a defender el país.


El gobierno federal asegura que de los casi 68.000 muertos canadienses durante la Primera Guerra Mundial, más de 19.000 no tienen una sepultura conocida. Foto: The Imperial War Museum
Comienza el mes de noviembre y con él la proliferación de los populares “red poppies” en las solapas de millones de canadienses. Para un recién llegado al país este gesto y esta tradición representan un misterio que pronto se convertirá también en una costumbre. ¿Pero qué simboliza esa amapola roja? La celebración de Remembrance Day el viernes 11 de noviembre (aunque la tradición se ha extendido a todo el mes), en Canadá remite obligatoriamente a la Primera Guerra Mundial, origen de esta celebración y punto de inflexión en el largo camino recorrido por Canadá hasta convertirse en un estado soberano y plenamente independiente de la Corona Británica. La intervención militar de Canadá durante la conocida como Gran Guerra comenzó el 4 de agosto de 1914, cuando Gran Bretaña entró en el conflicto (1914-1918) declarando la guerra a Alemania.
Unos 619.636 canadienses se alistaron con la Fuerza Expedicionaria Canadiense durante la guerra, y aproximadamente 424.000 de ellos sirvieron en el extranjero. De estos hombres y mujeres, 59.544 miembros de la CEF (Canadian Expeditionary Force en sus siglas en ingés) murieron durante la guerra, 51.748 de ellos como resultado de la acción del enemigo. La pequeña Real Armada Canadiensereportó 150 muertes por diferentes causas. No hay datos contrastados sobre los canadienses que sirvieron como voluntarios en la Marina Real o en el Ejército Británico durante la gran guerra. Pero se sabe que al menos 1.388 canadienses murieron mientras servían en las Fuerzas Aéreas Británicas.
De los más de 172,000 canadienses que reportaron heridas durante la guerra, las autoridades médicas clasificaron a aproximadamente 138,000 como víctimas de batalla. El resto fueron lesiones sufridas fuera de la zona de guerra. De los heridos que sobrevivieron, 3.461 hombres y una mujer tuvieron un miembro amputado. Un soldado, Curly Christian, fue el único canadiense que perdió los cuatro miembros y sobrevivió. No existía un método fiable para el seguimiento o el tratamiento de víctimas psicológicas, pero las autoridades identificaron a más de 9.000 canadienses como afectados por “estados de shock” o problemas sicológicos.
La participan canadiense en la guerra tuvo gran relevancia y un especial protagonismo en algunos episodios decisivos en el desenlace del conflicto. Por ejemplo, el éxito militar en la batalla de la cresta de Vimy el 9 de abril de 1917, durante la cual las tropas canadienses capturaron una colina alemana fortificada que había resistido ataques británicos y franceses previamente. Vimy, así como el éxito de los ases de la aviación canadienses William Barker y Billy Bishop, contribuyeron al germen de un nuevo sentido de identidad nacional canadiense.

Un nuevo país surgió de la Primera Guerra Mundial

Canadá salió de la Primera Guerra Mundial con una identidad nacional más reforzada, aunque con algunas heridas internas que tardaron en cicatrizar. Durante el conflicto las tropas canadienses estuvieron bajo mando británico y formadas por voluntarios hasta que en 1917 se pusieron bajo mando canadiense y se empezó a llamar a filas. Esta decisión provocó graves protestas, en especial entre los francocanadienses, y serios disturbios en Quebec que se saldaron con cuatro muertos como consecuencia del ataque de las tropas del gobierno. Pero los historiadores consideran generalmente que el final de la Gran Guerra supuso a su vez el inicio de la época moderna para Canadá y su paulatino emancipamiento de la Corona Británica. La guerra unió a la mayoría de los canadienses en una causa común aun cuando la exigencia del esfuerzo nacional casi rasgó el país en dos partes.
La guerra supuestamente librada en defensa de las libertades liberales y contra el militarismo prusiano dejó a la luz, sin embargo, contradicciones incómodas en Canadá, incluyendo el servicio militar obligatorio, las promesas rotas a los agricultores y el trabajo organizado, la alta inflación, las profundas divisiones sociales y lingüísticas, y la suspensión de muchas libertades civiles. Las mujeres habían logrado el derecho a votar, pero otros canadienses, nuevos inmigrantes procedentes de países enemigos, habían visto rescindido sus derechos al mismo tiempo.
El gobierno había intervenido en la vida de los canadienses hasta un extremo sin precedentes en la historia de la joven nación, introduciendo políticas que eventualmente acabarían transformándose en un verdadero estado de bienestar social. Sin embargo, el país no pudo evitar la guerra en tiempo de guerra, las huelgas y los desastres económicos; lo que llevó a muchos a cuestionar hasta qué punto los ricos canadienses se habían sacrificado durante el conflicto bélico. Un esfuerzo voluntario, masivo y sin precedentes había apoyado a las tropas en el extranjero y le había prestado a Ottawa el dinero que necesitaba para combatir la guerra. La deuda posterior, unos 2.000 millones de dólares, se debía pagar principalmente a miles de ciudadanos canadienses, un hecho que alteró fundamentalmente la naturaleza de la economía de posguerra.
Políticamente, la guerra también fue un terreno de inestabilidad interna. Los esfuerzos del primer ministro Robert Borden para ganar las elecciones de 1917 y llevar a la nación a la victoria final tuvieron éxito en el corto plazo, pero fracturaron al país en varios frentes: territorial, cultural, lingüístico y de clase. Las relaciones entre la Canadá anglosajona y la francófona nunca habían alcanzado semejantes grado de deterioro como durante la guerra. Las acusaciones cruzadas de traidores franceses y militaristas ingleses nunca fueron olvidadas. Quebec sería un desierto para los políticos conservadores federales durante la mayor parte de las siguientes cuatro décadas.

Autonomía y Política Exterior

La guerra aceleró la transformación del Imperio británico en la Commonwealth británica y demostró la dependencia militar y económica de Gran Bretaña de sus dominios autónomos. La mayoría de los principales jefes de gobierno de la Commonwealth lo reconocieron y vieron claramente en sus contribuciones en tiempos de guerra el camino hacia una mayor independencia y protagonismo dentro de los consejos imperiales.
El primer ministro Sir Robert Borden orquestó un esfuerzo nacional masivo en apoyo de la madre patria, pero también exigió que Gran Bretaña reconociera los sacrificios de Canadá en tiempos de guerra con una mayor autonomía después de la guerra. Canadá firmó como país independiente el Tratado de Versalles (1919) que cerraba formalmente la guerra y asumió un papel cauteloso y no comprometido en la recién creada Liga de las Naciones. El acuerdo de Londres para reevaluar los arreglos constitucionales entre Gran Bretaña y sus dominios culminó en el Estatuto de Westminster (1931), que formalizó la autonomía plena de los dominios en las decisiones sobre su política exterior.

Estado sin precedentes

A pesar de los desafíos sociales y políticos de la posguerra, la mayoría de los canadienses también emergieron de la guerra creyendo que habían hecho cosas importantes y difíciles como colectivo. Su principal fuerza de combate en el frente, el Cuerpo Canadiense, había alcanzado una reputación de primera clase como una de las formaciones más efectivas en el Frente Occidental. Sus generales y políticos habían desempeñado un papel clave en la victoria, y el propio país gozaba de una posición internacional que pocos observadores en 1914 podrían haber pronosticado.

¿Por qué llevamos la ‘red poppy’?

La red poppy es el símbolo del Remembrance Day, que se celebra cada 11 de noviembre. Inicialmente la fecha estaba vinculada con el recuerdo de los soldados de la Commonwealth caídos durante la Primera Guerra Mundial. De hecho este conflicto bélico finalizó el 11 del 11 a la hora 11. Con el tiempo se amplió a todos los caídos en las diferentes guerras, fundamentalmente la Segunda Guerra Mundial, y su popularidad se extendió también a los Estados Unidos.  Hoy, Remembrance Day es la jornada señalada para reconocer la labor de todos aquellos ciudadanos consagrados a defender el país.
La tradición de la red poppy (la amapola roja) surge del poema escrito por el soldado canadiense John McCrae durante la Primera Guerra Mundial titulado In Flanders Fields. Los versos describen la amapola roja como una metáfora del triunfo de la vida sobre la muerte, las amapolas rojas crecieron en la tierra en la que miles de soldados perdieron su vida. Durante la semana anterior al 11 de noviembre todo el país se ve inundado con el símbolo rojo, que los ciudadanos portan en sus solapas con gran respeto. En los colegios los alumnos aprenden y recitan los versos de McRae.

Canadá en la Segunda Guerra Mundial

Descripción: El 10 de septiembre de 1939 Canadá declaró formalmente la guerra a Alemania. Se enviaron 16 tanques ligeros, 4 cañones antiaéreos y dos antitanques

Canadá en la Segunda Guerra Mundial

Mensaje por Bertram » 05 Abr 2008 10:15
El domingo, 10 de septiembre, 1939 Canadá declaró formalmente la guerra a Alemania. A partir del momento de la declaración de guerra, se enviaron 16 tanques ligeros, 4 cañones antiaéreos y dos antitanque. Esta falta de armamento se debió a años de poca inversión económica por parte del gobierno a su ejército. El ejército regular canadiense estaba formado por un total aproximado de 5.000 soldados, un pequeño número que se contrarrestaba con su excelente entrenamiento. La milicia estaba formada por 50.000 miembros equipados mediocremente.
Petición del Primer Ministro Mackenzie King al Rey George VI para su aprobación de declaración de guerra contra Alemania en nombre de Su Majestad. 10 de septiembre de 1939Petición del Primer Ministro Mackenzie King al Rey George VI para su aprobación de declaración de guerra contra Alemania en nombre de Su Majestad. 10 de septiembre de 1939
Afortunadamente muchos de los oficiales del ejército regular fueron graduados en escuelas militares en Inglaterra, o en el Colegio Militar Real en Kingston, Ontario. Muchos de estos soldados habían obtenido una valiosa experiencia de oficiales del Ejército inglés. Los 50.000 miembros de la Milicia, contrarrestaron su falta de experiencia y de equipos con una fuerte motivación. Esta pequeña fuerza fue la base de la que saldría una fuerza profesional de combate formada por cinco divisiones.

Al contrario de lo ocurrido en la I Guerra Mundial, en esta ocasión hubo una falta de entusiasmo patriótico entre la población canadiense, aún así, al mes de entrar en guerra, los alistamientos habían hecho aumentar el grueso del ejército en 70.000 hombres.

La primera fuerza canadiense en la Segunda Guerra Mundial, sería la de tierra y en un segundo plano, la Armada Real Canadiense (RCN) constituida por 6 destructores y diversos naves menores y la Real Fuerza Aérea Canadiense (RCAF) constituida por 20 escuadrones de aviones modernos.

Canadá puso su aviación al servició de Gran Bretaña, enviando 10 escuadrones de cazas antes del fin de 1940 que tomaron parte en la Batalla de Inglaterra, siendo el principal apoyo de Gran Bretaña hasta la intervención de los Estados Unidos en 1941.

El puerto de Halifax (Nueva Escocia) fue el principal punto de creación de convoyes para la peligrosa travesía del Atlántico.

Durante toda la Batalla del Atlántico la Armada Real Canadiense y la marina mercante fueron cruciales para la victoria aliada. La Armada Real Canadiense llego a enrolar al final de la guerra a 106.500 marineros en 471 buques de guerra, hundiendo 28 submarinos enemigos, con unas pérdidas de 24 naves y 2.000 hombres. 12.000 canadienses sirvieron en la marina mercante de los que murieron 1.600.

El 8 de diciembre Hong Kong fue atacado por los japoneses, forzando a las fuerzas canadienses a rendirse el 25 de diciembre. Murieron 290 canadienses durante los combates y otros 300 antes del final de la guerra.

La Primera División aterrizó en Inglaterra en diciembre de 1939 bajo mando de General A.G.L. McNaughton. Poco después de su llegada, los hombres de la primera división empezaron una intensiva instrucción con la finalidad de estar listo para servir con la Fuerza inglesa expedicionaria.

Soldados del primer contingente suben a bordo de un transporte en Halifax, diciembre de 1939Soldados del primer contingente suben a bordo de un transporte en Halifax, diciembre de 1939
Por el invierno de 1940-41 la amenaza de invasión de Gran Bretaña era poco probable, debido al hecho de que Hitler había concentrado su atención hacia Rusia. A partir de ese momento, el ejército canadiense comenzó una serie de entrenamientos, ejercicios, cursos técnicos e instrucción en tácticas de guerra moderna con el objetivo de ser preparados para la liberación. Esta preparación sufrió diversas interrupciones, con motivo de incursiones en la Europa ocupada.

En 1941 tropas canadienses fueron enviados a la Isla Spitzburgen al norte del Círculo Polar, para destruir minas de carbón y emisoras ocupadas por los alemanes. La mayor incursión realizada fue el abortado ataque en Dieppe, el 18 de agosto de 1942. La segunda división canadiense perdió 2.211 hombres de un total de 4.963 que embarcaron para la misión.

El Regimiento British Columbia, marchando en New Westminster, 1940El Regimiento British Columbia, marchando en New Westminster, 1940
Operación Jubilee
El 19 de agosto de 1942, 5.000 soldados canadienses fueron los protagonistas de una terrible prueba de fuego en el desarrollo de las operaciones combinadas, pero gracias a su sacrifico se inicio la etapa de victorias aliadas en las costas del Mediterráneo y Normandía. El lugar, la ciudad costera de Dieppe en la Francia ocupada, la operación se conocía como: Jubilee.

La Segunda División Canadiense al mando del General de División J.H. Robert con los fusileros Mont-Royal de Montreal, el Essex Scottish de Windsor, el regimiento Real de Toronto, el Regimiento Real de Infantería ligera de Hamilton, los Cameron Highlanders de Winnipeg, el regimiento South Saskatchewan mas el Regimiento acorazado de Calgary con 40 tanques Churchill , varios destacamentos de la Black Watch, un Regimiento escocés de Montreal y 50 Rangers americanos a titulo de observadores, en total de 6100 hombres de los cuales 5000 eran canadienses y 1100 británicos fueron las tropas que se tuvieron que enfrentar a la guarnición alemana, la División de Infantería 302 con el apoyo de seis baterías de medio calibre.

El ruido de motores procedentes del mar fue la primera señal de alarma, y los defensores escrutaron el horizonte con sus prismáticos. El rumor se hizo mas intenso cuando, unas oscuras sombras, apenas perceptibles a la difusa luz que procede al alba, aparecieron pronto ante su vista. Los centinelas apostados en la colina desbloquearon los mecanismos de disparo de las armas y a continuación introdujeron los proyectiles en las piezas de artillería. Aquello era ciertamente, un intento de desembarco.

En las embarcaciones de asalto, los componentes del Royal Regiment of Canada, vestidos con el uniforme caqui, observaban con atención su objetivo; la Blue Beach de Dieppe. El capitán Browne, de la artillería canadiense, recuerda que el fuego se inicio, desde uno de los reductos, por lo menos 10 minutos antes de que su embarcación llegase a tierra. Al principio el fuego fue espaciado e impreciso, pero después aumento en intensidad y precisión.

Browne, cuya misión era señalar que tipo de fuego de apoyo se precisaba, envió un mensaje en el que comunicaba que las oleadas de cabeza acababan de desembarcar; luego, sorprendido por una inesperada resistencia, descubrió que las ametralladoras enemigas disparaban desde puntos que nadie había localizado antes. Fuimos acogidos por un intenso y certero fuego de ametralladoras ligeras, recordó mas tarde sufriendo graves pérdidas. La 1ª y 2ª compañía, que habían desembarcado justamente enfrente del murallón, se encontraron con un fuego de ametralladoras inesperadamente intenso, procedente de distintas posiciones situadas encima del murallón.

Constituían la primera oleada unos 200 hombres, menos de tres compañías, según un informe oficial.

El resto de las tropas, engañado por la imprevista presencia de un segundo barco-guía en el área de reunión, había seguido a esta unidad erróneamente durante algunos minutos. Estas tropas desembarcaron ya a plena luz, como una segunda e improvisada oleada.

A los hombres del regimiento canadiense se les había explicado la necesidad de actuar lo mas rápidamente posible; solo la sorpresa y la oscuridad les permitiría atravesar la playa sin peligro y trepar luego por los estrechos y escarpados pasos.

El plan general para la Operación Jubileo el 19 de agosto de 1942El plan general para la Operación Jubilee el 19 de agosto de 1942
Pero ya desde el comienzo no se cumplieron los tiempos establecidos; incluso las barcazas de desembarco que iban en cabeza llegaron 20 minutos tarde, con lo que el factor sorpresa quedo totalmente eliminado. El cabo Ellis, de la primera compañía, fue el más afortunado de todos: su barcaza evito gran parte del fuego, pero en cambio, la rampa de desembarco se estropeo a la mitad de su descenso y todos sus esfuerzos por bajarla resultaron inútiles. Tanto él como sus compañeros tuvieron que saltar por encima de ella para alcanzar la playa. Y quizá esto le ayudo. Ellis llego al murallón en brevísimo tiempo, mientras que los que llegaron más tarde, cayeron muertos o heridos, antes de llegar al precario refugio del murallón.

El teniente Wedd, desembarco con una sección completa, se dio cuenta en seguida de que su unidad había quedado reducida a un puñado de hombres en la breve carrera desde la playa al murallón. No obstante, habiendo observado que el fuego procedía de una casamata situada sobre el murallón, dirigió un asalto frontal contra ella. Una granada bien colocada, lanzada a trabes de la tronera, redujo al silencio la posición; pero el teniente Wedd y varios de sus hombres lo pagaron con su vida.

Había una espesa barrera de alambre de púas a lo largo de la cima del murallón que impedía avanzar más allá. A la clara luz de la luminosa mañana, los hombres intentaron, desesperadamente y bajo un fuego terrible, cortar la alambrada con cargas Bangalore. La primera carga abrió una brecha, a través de la cual el cabo Ellis intento introducirse; pero la explosión atrajo hacia el lugar el fuego del enemigo y todos los que intentaron seguir al cabo Ellis murieron.

Era aquella situación sin salida y el desastre parecía inminente. En aquel momento llego a la orilla la última embarcación de desembarco del regimiento canadiense, que conducía a más tropas y al comandante, D.E. Catto. A través de una cortina de fuego, los hombres corrieron a refugiarse en el murallón; pero el único resultado fue aumentar mas la confusión que ya existía.

Poco después se creo un momento de esperanza, pues en vuelo rasante sobre las escolleras,varios aviones bombardearon y ametrallaron las posiciones enemigas sobre la abrupta pendiente.

Aprovechando aquel momento, el comandante logró imponer un poco de orden. Se apostaron algunos fusiles automáticos Bren en el lado occidental de la playa, detrás de las rocas y en los bordes sobresalientes de la escollera, para hacer fuego contra la pendiente opuesta.

Así se consiguió reducir la cadencia de tiro del enemigo, y en consecuencia la primera oleada del regimiento Black Watch, que desembarcaba a continuación, lo hizo con menos pérdidas que las sufridas por los primeros grupos del Royal Regiment of Canadá.
En ruta hacia Dieppe En ruta hacia Dieppe
Asimismo, los disparos de uno de los destructores comenzaron a aumentar el efecto del bombardeo aéreo, y Catto decidió entonces llegar a las posiciones mas elevadas. Ya que no quedaban cargas bangalore, por lo que fue necesario cortar el alambre de púas a mano cubiertos por un oficial armado con un fusil Bren, Catto y el sargento Cole subieron al murallón y, tendidos en tierra para ofrecer el menor blanco posible, empezaron a cortar el alambre con los alicates. Se tardó media hora en abrir la brecha, pero a las 6:30 h se había conseguido y Catto hizo la señal a sus hombres para que lo siguieran.
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Bertram
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Operación Jubilee

Mensaje por Bertram » 05 Abr 2008 10:18
Unos 20 soldados pudieron pasar antes de que el fuego enemigo, concentrado sobre la brecha abierta en la alambrada, impidiera que cualquiera intentara seguir a su comandante.

Catto y su pequeño grupo quedaron aislados del batallón, y aunque habían alcanzado la cima de la escarpa, desalojando a los alemanes de tres casas mientras avanzaban, hallaron el camino que discurre por la cima tan bien vigilado que ya no estuvieron en condiciones de intervenir en la batalla, Catto y sus hombres permanecieron solos en territorio enemigo, completamente aislados y abandonados. Al final, tuvieron que rendirse a los alemanes.

A las 8:30 horas todo había acabado en la Blue Beach. Los que habían sobrevivido al intenso fuego procedente de la escollera se rindieron; la mayor parte de ellos habían sido heridos, por lo menos una vez. ¡En cambio el cabo Ellis parecía invulnerable¡ Volvió atrás por si mismo, a través de la brecha en la alambrada; nadó mar adentro y fue recogido por una unidad de salvamento naval. Fue uno de los pocos hombres que volvieron de la Blue Beach.
Comandos Británicos desembarcan en una playa cercana a Dieppe bajo el fuego de la artillería AlemanaComandos Británicos desembarcan en una playa cercana a Dieppe bajo el fuego de la artillería Alemana
El fracaso de esta operación dejó intactas la mayor parte de las defensas del reducto oriental; pero en el sector occidental, en Pourville, parecia que la cosa iba a ir mucho mejor.

El regimiento Sout Saskatchewan desembarco en la Blue Beach, exactamente como se había previsto, logrando la sorpresa que no consiguieron los Royal. Todavía era de noche cuando las primeras oleadas de soldados atravesaran la playa sin que se les disparase ni un solo tiro. No obstante, su presencia fue descubierta en seguida por los centinelas, informando rápidamente a las demás posiciones defensivas de Dieppe, por lo que los canadienses que avanzaban se vieron pronto sometidos al fuego del reducto occidental.

En aquel sector, los defensores eran hombres de la 6ª y 8ª compañía del regimiento 571. Aprovechando la circunstancia de que todas las unidades de asalto habían desembarcado al oeste del río Scie, en vez de hacerlo a ambos lados, el enemigo logró bloquear los intentos del South Saskatchewan de pasar a la otra orilla. Y así, mientras una compañía realizaba buenos progresos y alcanzaba sus objetivos en las colinas de Pourville, los que intentaban llegar a la estación de radar, entre Pourville y Dieppe, fueron detenidos en momento en el que se disponían a atravesar el único puente.

Mientras tanto el comandante, Teniente Coronel C.C. Merritt, que había situado su puesto de mando en la playa, avanzando después hacia el interior para observar la actuación de sus hombres, se dio cuenta de que la zona que se extendía desde la embocadura del puente estaba cubierta de muertos y de moribundos y que el ataque había sido detenido. Pero la intervención personal de Merritt, hizo que el ataque se reemprendiese de nuevo, atravesando el puente barrido por el fuego, con el casco de acero en la mano sostenido por el barbuquejo, consiguiendo que un centenar de sus hombres le siguieran hasta el refugio temporal que ofrecía una casa de la orilla opuesta.

Desde este punto Merritt, lanzo un ataque contra una casamata que impedía cualquier avance posterior, empleando un proyectil fumígeno de mortero para cegar a los defensores. Tras esta rápida decisión, dejo que sus hombres prosiguieran el ataque y él volvió al puesto de mando. En el interior otra de sus compañías, había expulsado de Pourville al resto de la guarnición alemana, haciendo 50 prisioneros durante la acción. Esto preparó el terreno para la siguiente fase, y así los Cameron Highlanders of Canadá llegaron a la Green Beach a las 5:30 horas. Toda la unidad desembarco en una sola oleada, lanzándose a través de la playa y por las orillas del río. Pero una casamata que permanecía intacta detuvo al coronel A.C. Gostling, que cayó muerto nada mas pisar tierra. El mayor Law, lo sustituyó inmediatamente.

Fue entonces cuando los errores del servicio de información empezaron a complicar los planes de los Cameron. Se les había informado de que el murallón en Pourville tenía, aproximadamente, un metro de altura, cuando en realidad tenia mas de dos. La llamada playa estaba constituida por cantos rodados de la dimensión de un huevo e incluso mayores y era muy difícil de atravesar. No obstante los Cameron avanzaron, abrieron una brecha en la alambrada del murallón y entraron en el pueblo. Su misión era avanzar hacia el interior, destruir el aeródromo de St Aubin y un puesto de mando de división que se suponía próximo a Arques-la-Bataille. Tenían que tomar una carretera al este del río Scie; pero se había previsto otra alternativa en caso de necesidad, lo cual fue una prudente precaución. Los Sout Saskatchewan no habían realizado muchos progresos al este del río.

Dejando una compañía para que ayudase a los Sout Saskatchewan, ya empeñados en el combate, el comandante Law avanzó hacia el interior con el resto de sus tropas. No estaba enlazado con el puesto de mando de brigada, (la radio había sido inutilizada durante el desembarco); pero en cambio estaba en contacto con los Sout Saskatchewan.

Mientras estos últimos combatían duramente en el sector oriental, hacia la estación de radar, esperando que el ataque principal sobre Dieppe les proporcionaran algún alivio, los Cameron, moviéndose con rapidez por los márgenes de las boscosas alturas del río Scie, alcanzaron la ladea de Petit Appeville.

El asalto contra la playa principal, de la ciudad había sido desde el principio, el objetivo más importante. Los Royal a la izquierda y los Sout Saskatchewan a la derecha tenían misiones que, de haberse llevado a buen terminó, podían haber aniquilado gran parte de las fuerzas enemigas; pero su papel era de apoyo solamente.

El ataque de los royal fue rechazado, lo que dejo a los cañones y morteros del reducto oriental en situación de contrarrestar el ataque principal; tampoco los Cameron y los Sout Saskatchewan, aun obteniendo mejores resultados, habían sido capaces de reducir al silencio los cañones emplazados detrás de la ciudad: así, pues todos ellos entraron en acción contra las fuerzas principales alemanas y el escenario (el paseo marítimo que tanta fama había dado a Dieppe) quedó preparado para la tragedia.

Al asalto de la playa de Dieppe se lanzaron dos batallones (uno del regimiento de infantería Royal Hamilton y otro del Essex Scottish), ambos procedentes de Ontario, que desembarcaron en el momento previsto y apoyados eficazmente por los ataques a baja cota de los caza-bombarderos Hurricane. Pero la acción de estos aparatos, aunque útil en el momento en que se desarrollaba, no podía ser continua. Intervinieron también como apoyo, aparte de los carros de combate, los cañones de 102 mm de cuatro destructores; pero las piezas de artillería de este calibre tenían un efecto muy limitado contra las defensas de tierra. Por su parte, las embarcaciones de desembarco que transportaban los carros de combate, que quizás podían haber resuelto la situación a favor de los canadienses llegaron un cuarto de hora tarde.

El terrible fuego que se abatió sobre la playa apenas cesaron los ataques de los Hurricanes sorprendió a las tropas mientras intentaban todavía atravesar las alambradas defensivas de la misma playa. Pronto se desvaneció el ímpetu del asalto. Los hombres pensaron mas en su salvación que en avanzar, y los que llegaron a situarse bajo el murallón se acurrucaron allí, unos juntos a otros, totalmente desmoralizados en espera de alguna inesperada salvación. La 4ª compañía del Royal Hamilton, quedo casi aniquilada como fuerza operativa, incluso antes de entrar en acción.

Las casas, los hoteles, y el casino del paseo estaban llenos de posiciones alemanas que el servicio de información británico no había localizado. Ningún campo de tiro quedaba sin cubrir. El alambre de púas se había empleado abundantemente para canalizar eventuales ataques desde el mar hacia las zonas batidas por las ametralladoras.

Faltándoles el apoyo necesario, los soldados canadienses supervivientes combatieron con tesón y se dirigieron hacia lo que les ofrecía mayor protección; el casino. Este imponente edificio, en el extremo occidental del paseo, había sido ocupado parcialmente por los alemanes, que comprendieron su importancia como punto de apoyo, mientras que entre las ruinas se habían construido casamatas que cerraban todos los accesos.

El Essex Scottish, al encontrar alambre de púas tupidamente dispuesto a lo largo del murallón, coloco una carga bangalore, pero la explosión solo logro una parte del efecto esperado. El Royal Hamilton tuvo más suerte, pues abrió una brecha y en seguida se empleo a fondo en la eliminación de las casamatas.

Aproximadamente en aquel momento entraron en acción los carros de combate, saliendo de las LCT y avanzando ruidosamente por la playa. El regimiento Toronto-Scottish, unidad dotada de ametralladoras Vikers, cubrió la última fase de su aproximación con un intenso fuego desde las lanchas de desembarco.

Entonces, con todas las fuerzas ya en tierra, pareció que la situación mejoraba. A pesar de todos los errores y de la adversa fortuna, el asalto a lo largo del paseo tuvo éxito. Un carro supero el murallón y entro en acción a breve distancia. Le siguieron varios más.

El teniente E. Bennett describió así la situación:

Eran aproximadamente las 6 de la mañana cuando nuestra LCT (Landing Craft Tank) se vio sometida al fuego de enemigo mientras avanzaba para desembarcar en la playa principal de Dieppe. Nos hallábamos en la LCT que iba en cabeza de la segunda oleada. Yo me encontraba en la proa de la embarcación. Luego, apenas había vuelto a mi carro y estaba a punto de subir a el, nos alcanzó un disparo que hizo estallar los depósitos de hidrogeno que servían para rellenar los globos de barrera antiaérea. Resulté con quemaduras en una mano y en la cara y con esquirlas de granada en el ojo derecho. Los restantes miembro de la tripulación quedaron indemnes, y yo, en pie me las ingenié para ayudarles a apagar el fuego en la parte posterior del carro, provocado por una lona impermeable que se había incendiado.

Me aplicaron la primera cura a una herida en el cuello, pero no pudimos continuarla porque en aquel momento nos aproximábamos a la playa. Lo primero que vimos fue a un ingeniero, con una bolsa llena de explosivos, atrapado en el alambre y que intentaba liberarse. Nos trasladamos a la izquierda, hacia la red Beach; pero fue imposible seguir adelante. El foso frente al murallón parecía infranqueable. Recorrimos toda la longitud de la playa hasta el casino.

Fue una triste marcha, porque a nuestro paso encontrábamos muchos cuerpos. Maniobramos para evitarlos, pero no siempre era posible, mientras bajaba la marea
.

Bennet y su tripulación encontraron al fin un paso sobre el murallón y empezaron a disparar sobre las casas que había en la escollera y que tantos daños había creado a la infantería.

Sigue Bennett; los alemanes tenían inmovilizada en la playa a la infantería, estaban apostados frente a los edificios del paseo. Los atacamos con ímpetu y con gran sorpresa por nuestra parte, salieron de todas partes corriendo como condenados entre las casas. Nuestras ametralladoras abrieron fuego y alcanzamos a muchos enemigos, entre ellos a uno que intentaba rodearnos.
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Mensaje por Bertram » 05 Abr 2008 10:23
Sin embargo, nuevas fuerzas alemanas fueron llegando gradualmente a la zona para reforzar la guarnición, con lo que la situación cambió en perjuicio de los canadienses. Hacia las 11:00, todos los atacantes habían sido devueltos a la playa, dando la impresión de una evacuación bien conseguida más que un plan con miras a establecer un enlace con las unidades que atacaban en Pourville.

Para crear más confusión, la reserva que permanecía aun en el mar recibió la orden de desembarcar. En el buque de mando, el destructor Calpe, el general de división Roberts disponía de poca información y en gran parte errónea. Las comunicaciones por radio, en las que tanto se había confiado, no llegaron a facilitar un cuadro exacto de la situación. El fuego alemán había destruido los equipos y los operadores habían caído; únicamente en la playa principal, desde un carro de reconocimiento inmovilizado, se trasmitían informaciones claras. All el comandante G. Rol, oficial de trasmisiones del único comandante de brigada desembarcado, hizo una rápida relación de lo que podía ver de la batalla. Y estas informaciones impulsaron a Roberts a ordenar a las 6, el desembarco de los fusileros del Mont-Royal.

Los francocanadienses se acercaron a la Red Beach a la 7, siendo acogidos por un intenso fuego apenas sus barcazas entraron en el radio de acción de las armas alemanas. De todas partes las ametralladoras, disparaban implacablemente contra las tropas apenas desembarcadas, como había sucedido con las unidades que le habían precedido. El comandante de los Mont-Royal coronel D. Mernard, fue herido en cuanto puso el pie en tierra y el resto de su batallón, desorientado por la potencia y violencia del fuego enemigo, busco refugio a lo largo del murallón, junto con los desalentados supervivientes del Royal Hamilton y del Essex Scottish. Desde aquel abrigo lo mejor que se podía hacer cada uno era mantener un fuego intermitente.
Vehículo blindado de reconocimiento británico abandonado en la playaVehículo blindado de reconocimiento británico abandonado en la playa
A las 9, Roberts llego a la conclusión de que la situación en tierra estaba empeorando rápidamente. Ya no era posible realizar nuevas incursiones en la ciudad, y el fuego de los morteros, que había sustituido al de las ametralladoras de las casamatas inutilizadas cubrió toda la playa. A partir de este momento, cualquier indecisión podría comprometer el plan de evacuación hasta el punto de hacerlo irrealizable. El estado mayor conjunto, que se encontraba en el Calpe preparo entonces un improvisado plan, teniendo en cuenta el cambio de situación y asi, a las 10’22 horas, la marina envió a tierra, bajo la cobertura de cortinas de humo y de aviones, las embarcaciones las embarcaciones de desembarco que aun quedaban a flote.

No fue posible salvar a muchos hombres. El soldado J. Maier, del Essex Scottish, recuerda que cuando llego la orden de evacuación, la marea era baja y el limite de las aguas estaba a unos 100 metros del murallón. Él había sido herido por una esquirla de granada de mortero, y tuvo que ser ayudado por sus compañeros para llegar a la lancha. Uno de sus compañeros, el soldado Ostopovick, se apoyo con los hombros contra la rampa de la barcaza apenas esta se hubo alejado de la línea costera batida por los alemanes, evitando así que muchos heridos fueran alcanzados de nuevo.

Este riesgo se hizo presente en todas partes, salvo en la Blue Beach, estrecho y ensangrentado sector de desembarco en el que solo seis u ocho hombres pudieron ser salvados.

El coronel Stacey, historiador canadiense, ha calculado que únicamente se consiguió evacuar de la ciudad 350 hombres, junto con otros 600 del sector de Pourville.

Cuerpos de soldados canadiensesCuerpos de soldados canadienses
Hacia las 13 horas fue evidente que ya nada se podía hacer. Y entonces los hombres que yacían junto al murallón se rindieron; fueron trasladados a la parte alta, donde los alemanes curaron a los heridos, y comenzaron los largos trámites de los interrogatorios, identificaciones y clasificaciones.

A lo largo de toda la costa, desde Le Puy a Pourville, carros de combates en llamas, barcazas destrozadas y soldados muertos quedaron como triste testimonio de aquel trágico día.

Se concedió la Victoria Cross a los oficiales que tomaron parte en el raid. Una, al teniente coronel Merritt, por las excepcionales dotes de mando que demostró antes de que le hicieran prisionero, y otra al capellán del los Royal Hamilton, capitan W. Foote, quien presto sus auxilios con gran abnegación a los heridos de la White Beach y que cuando llego el momento de la evacuación, prefirió quedarse con sus hombres.

De los 2000 canadienses capturados, más de 550 estaban heridos. Otros 1000, aproximadamente, murieron en la playa. Y así quedo en la costa francesa, la mitad de las fuerzas empleadas en la acción.

Fuentes:
http://www.ibiblio.org
http://www.elgrancapitan.org
Volúmenes 1º y 2º de “Así fue la 2ª guerra mundial”, de Sir Basile Lidell Hart.
http://www.spartacus.schoolnet.co.uk/2WWdieppe.htm
http://www.rpi.edu/~fiscap/history_files/dieppe.htm
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Mensaje por albertoa » 06 Abr 2008 00:47
Muy interesante la cantidad de datos que aportas sobre el asalto a Dieppe y como lo sufrieron las tropas canadienses y británicas. Me voy a permitir citar literalmente un fragmento del libro de Sir Martin Gilbert, "El desembarco de Normandía. El día D", en el que se explica el motivo del ataque a Dieppe, quien lo organizó, para que sirvió y sus consecuencias. Dice así:

El 19 de agosto de 1942, mientras se iniciaban los preparativos para los desembarcos del Norte de Africa, se llevó a cabo una operación europea. Era un asalto de pequeña escala, fundamentalmente canadiense, a través del Canal, contra el puerto de Dieppe. Aquel ataque, diseñado para proveer una ventaja técnica e informativa a los aliados, así como para probar las defensas del puerto, se realizó a instancias del jefe de Operaciones Especiales, el vicealmirante Lord Louis Mounbatten. El ministro del Aire británico había rechazado su petición de una fuerza sustancial de bombarderos pesados británicos, con el argumento de que se necesitaban para la ofensiva aérea estratégica que entonces se libraba contra Alemania.

El ataque de Dieppe mostró claramente los problemas que debía afrontar una incursión de mayor envergadura. No sólo sería preciso controlar una amplia franja de territorio, sino también replegar las fuerzas alemanas hacia París, Bruselas y, a su debido momento, la cuenca del Rin. Un factor coadyuvante de los defensores eran los búnkeres fortificados del Muro del Atlántico. Ante todo, el ataque de Dieppe puso de relieve las dificultades que conllevaba la incursión en un puerto bien defendido.

La principal fuerza que participó en el ataque de Dieppe estaba constituida por 4.963 soldados canadienses y 1.075 británicos. También tomaron parte 50 soldados de las tropas de asalto norteamericanas y dos docenas de soldados franceses independientes, entre los que se incluía el lugarteniente Francis Vourch, del Comando Interaliado nº 10, que dieciséis meses más tarde desembarcaría en Normandía en una misión clandestina, la víspera del día D.
El desembarco de Dieppe, que se denominó Operación Jubileo, en teoría debía ser breve. El número de víctimas aliadas fue muy elevado; murieron más de mil combatientes de la fuerza atacante -907 de ellos canadienses- y otros dos mil cayeron prisioneros. Además fue preciso dejar en la playa todos los vehículos y equipamientos. "Esta es la primera vez, dijo Hitler en tono burlesco, que los británicos tienen la cortesía de cruzar el mar para ofrecer al enemigo una muestra completa de sus armas". Posteriormente, sin embargo, Hitler advirtió a sus comandantes: “debemos comprender que nos somos los únicos que hemos aprendido una lección en Dieppe. Los británicos también han aprendido lo suyo. Debemos prever un modo de ataque totalmente diferente en un lugar distinto”.

Hitler estaba en lo cierto. Los británicos ya diseñaban una estrategia diferente a través del Canal. Al día siguiente del ataque a Dieppe, Mountbatten comunicó al gabinete de guerra británico que las enseñanzas de Dieppe serían “sumamente valiosas” en la planificación de la futura invasión por el Canal. Muchos años después, Mountbatten declaró que el ataque a Dieppe “dio a los aliados el valioso secreto de la victoria”.

En Dieppe se aprendieron tres lecciones importantes; cada una de las cuales tendría una repercusión directa en el desembarco de Normandía. La primera era que no convenía emprender un asalto frontal contra un puerto fortificado. Este obstáculo se superó con la creación de puertos flotantes que podía montarse frente a la play. La segunda era que las tropas de asalto de un desembarco por el Canal debían acompañarse con vehículos acorazados capaces de derrotar los fortines. Para ello se preveía la utilización de tanques flotantes especiales. La tercera lección tenía que ver con la seguridad.

En Dieppe no se tomó ninguna medida - ni por parte del general Montgomery, que diseño el plan, ni del almirante Mountbatten, que lo llevó a cabo – para coordinarse con la Junta de Seguridad Conjunta (ISSB), la organización encargada de la seguridad y la confidencialidad esenciales para las operaciones militares de tierra, mar y aire. En todas las operaciones futuras intervendría la ISSB. Se consideraba imprescindible que no hubiera filtraciones, ni pista alguna sobre el lugar donde se desarrollaría cada operación. Con tal objetivo, se perfeccionó la seguridad y se introdujo el engaño como estrategia fundamental de los planes de seguridad.


Conclusión: más de mil personas sacrificadas en un experimento militar.

Fuente: El desembarco de Normandía. El día D. Autor: Sir Martin Gilbert.
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Mensaje por Bertram » 06 Abr 2008 01:34
Gracias por la ampliación, sin duda enriquece y mucho el artículo. Sirvieron de conejillos de india, aunque tengo mis dudas de que fuera algo esencial.

Tenían que tomar el pueblo, capturar algunos soldados y documentos y regresar. Sin embargo nada resultó como esperaban, provocando los alemanes un 72% de bajas entre los seis mil canadienses que desembarcaron, regresaron 1.700.

La imagen inferior pertenece al cementerio de guerra canadiense de Dieppe, en Hautot Sur Mer (Francia). Autoridades locales y familiares les recuerdan todos los años en un sencillo acto.

Cementerio de guerra canadiense de Dieppe, en Hautot Sur Mer, FranciaCementerio de guerra canadiense de Dieppe, en Hautot Sur Mer (Francia)
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La Campaña italiana

Mensaje por Bertram » 13 May 2009 00:14
La Campaña italiana (1943-1945)

En junio 1943 la primera División de la Infantería y la 5ª División Blindada fue separada del primer Ejército canadiense y enviada a Sicilia, donde permanecieron hata 1945.

La Campaña italiana de la Segunda Guerra Mundial empezó con la invasión de Sicilia en julio de 1943 y terminó, para Canadá, en febrero de 1945, cuando la primera División canadiense fue destinada al Frente Occidental con el fin de ayudar al avance a través de Europa Occidental hacia Alemania.

Sicilia

La operación Husky fue un éxito y las fuerzas aliadas fueron desplegadas en una franja de 130 km. en el litoral italiano en la madrugada del 10 de julio de 1943. Sobre las 6:45 el comandante canadiense informaba de que todos los objetivos habían sido tomados con éxito. Los defensores de la mayor parte de la isla fueron unidades de segunda clase del ejército italiano. Las tropas alemanas en la Isla se retiraron a posiciones defensivas cerca de Messina en la costa este.

Con las Fuerzas norteamericanas de General Patton al oeste y al norte y la 8ª División de Montgomery al este, la Primera división canadiense luchó en una serie de pequeñas batallas contra enemigos de retaguardia. Montgomery quedó muy impresionado de los resultados de los canadienses bajo su orden. Sin embargo, ese éxito tuvo unos altos costes, 564 canadienses muertos y 1.664 heridos en Sicilia antes de que la última unidad alemana se retirara al continente italiano.

A principios de septiembre el ejército norteamericano atacó las costas de Salerno ante una fuerte resistencia. El 8º Ejército inglés y la 1ª División canadiense desembarcaron sin oposición en el dedo de la bota italiana. Para finales de septiembre la 1ª División canadiense había avanzado hacia el norte sin encontrar una fuerte oposición. La resistencia alemana aumentó cuando los canadienses alcanzaron el Río Sangro a principios de octubre. El Sangro fue un puesto avanzado de la línea Gustav, que fue la primera de las líneas defensivas alemanas que frenaron a los canadienses. Tomó casi un mes y medio para el 8º Ejército y 1ª División para limpiar el área del Sangro de sus defensas.
Entre calor y polvo, artilleros de la 7ª Batería, 2º Regimiento de Artillería de Campaña dispara sobre posiciones enemigas. Nissoria, 28 de julio de 1943Entre calor y polvo, artilleros de la 7ª Batería, 2º Regimiento de Artillería de Campaña dispara sobre posiciones enemigas. Nissoria, 28 de julio de 1943

Sherman listo para la acción saliendo de un Buque especializadoSherman listo para la acción saliendo de un Buque especializado

Sargento Mayor de la Compañía A del 22º Regimiento Real registrando un prisionero AlemánSargento Mayor de la Compañía A del 22º Regimiento Real registrando un prisionero Alemán

Soldados de la 3ª Brigada de Infantería Canadiense, se protegen del fuego de francotiradores. 23 de octubre de 1943, Campochiaro, ItaliaSoldados de la 3ª Brigada de Infantería Canadiense, se protegen del fuego de francotiradores. 23 de octubre de 1943, Campochiaro, Italia
La Liberación del sur de Italia

La primera División canadiense desembarcó cerca de Reggio Di Calabria el 3 de septiembre de 1943 no encontrando prácticamente oposición alguna. Las guarniciones italianas desertaron de sus posiciones y huyeron a las colinas; la único unidad alemana en el área, parte de la 29ª División de Granaderos Motorizados se había retirado a las montañas dos días antes. Durante días, los soldados canadienses avanzaron lentamente por la escabrosa región de Aspromonte, su avance a menudo fue más lento por culpa de la sistemática eliminación de puentes por parte de los alemanes durante su retirada.

El 9 de septiembre, una fuerza Anglo-norteamericano bajo el 5º Ejército de EEUU, aterrizó en Salerno. Encontrando una fuerte resistencia alemana. Las violentas batallas se fueron alargando alrededor de Salerno hasta el 14 de septiembre.

Al sur, la primera División canadiense se movía a buena velocidad por la costa hacia el Golfo de Tarento; con la intención de unirse hacia el norte con el Quinto Ejército. Bajo mando del Teniente Coronel M.P. Bogert del Regimiento Occidental de Nueva Escocia, se formó una fuerza especial para captuar juntos Potenza. La operación fue una auténtica carrera de obstáculos entre minas y puentes que había sido volados. El 20 de septiembre, el "Boforce", como había sido apodado después por su comandante, entró en Potenza donde la resistencia enemiga se desplomó inmediatamente. El 21 de septiembre, el Quinto ejército de EEUU y el Octavo Ejército inglés formaron una primera línea ininterrumpida que alcanzaba de Salerno en el oeste a Bari en el este.

En octubre, tropas canadienses acosaron al enemigo a través de un área que se amplió desde el norte de Potenza a los ríos Fortore y Biferno, cerca del Mar Adriático. Campobasso cayó el 14 de octubre.

Hasta entonces el avance del ejército canadiense había sido sin problemas; desde septiembre la estrategia alemana fue la de intentar demorar ese avance tanto como les fuera posible. Sus comandantes recibieron órdenes para retirarse hasta que posiciones sólidas entre la Línea de Bernhard que cruza la Península italiana de Gaeta en el oeste a Ortona en el este. Esa línea protegía Roma y los alemanes recibieron órdenes órdenes precisas de que no pasaran de allí.

El Valle de Liri
Frente italiano, 11 de mayo de 1944Frente italiano, 11 de mayo de 1944
La orden de Adolf Hitler fue replegar las fuerzas alemanas unos pocos kilómetros al norte de la línea Gustav. Sus puntos fuertes estuvieron en Aquino y Piedimonte. Si las fuerzas atacantes pasabas los campos de minas y alambre de púas, se encontrarían con emplazamientos fortificados, nidos de ametralladora y fuego cruzado de tanques, artillería y morteros.

En la primavera de 1944, los alemanes mantenían un escudo protector al norte de Ortona, así como el poderoso bastión de Monte Cassino que bloqueaba el pasillo de Liri hacia la capital italiana. Determinados por mantener Roma, los alemanes construyeron dos formidables líneas de fortificaciones, una fue la Línea Gustav, y 14,5 kilómetros detrás de ella, la Línea Adolf Hitler.

Durante abril y mayo de 1944, el Octavo Ejército inglés, incluido el primer Cuerpo canadiense, fueron desplazados en secreto a través de Italia para unirse al Quinto Ejército de EEUU en la lucha por conquistar Roma. Bajo el pico que domina Cassino, los ejércitos Aliados lanzaron una ofensiva contra la posición enemiga. Los tanques de la 1ª Brigada canadiense Blindada apoyó el ataque Aliado. Después de cuatro días de dura lucha, las defensas alemanas fueron rotas desde Cassino hasta el Mar Tirreno, retrocediendo los alemanes hasta su segundo escudo. El 18 de mayo, tropas polacas tomaron la posición de Cassino y el monasterio de su cumbre.

El 16 de mayo, el primer Cuerpo canadiense recibió la orden de avanzar hacia la Línea. Comenzando la lucha durante las primeras horas del 23 de mayo. Bajo un fuerte fuego de mortero y ametralladoras, los canadienses tomaron las defensas y los tanques de la 5ª División Blindada Canadiense se dirigió hacia el siguiente obstáculo, el Río Melfa. La lucha fue muy intensa, aunque consiguieron formar una cabeza de puente a través del Melfa.

La operación se convirtió en un persecución de los alemanes que retrocedían con el fin de evitar ser atrapados en el valle debido al empuje norteamericano al oeste. La 5ª División Blindada Canadiense llevó la persecución canadiense hasta Ceprano donde la 1ª División de Infantería Canadiense se hizo cargo. El 31 de mayo, los canadienses ocuparon Frosinone finalizando su actividad en esta área y pasando desde ese momento a la reserva. Roma cayó en manos norteamericanas el 4 de junio. Menos de 48 horas más tarde, comenzaba la invasión del Día D en las playas de Normandía.

Los canadienses fueron retirados para un merecido descanso y reorganizarlos, menos la 1ª Brigada Blindada Canadiense que acompañó a los ingleses en la acción Aliada contra los alemanes que se habían desplazado hacia el norte.
Fuerzas canadienses avanzando desde la Línea Gustav hacia la Línea Hitler. 24 de Mayo de 1944, Vale de Liri, ItaliaFuerzas canadienses avanzando desde la Línea Gustav hacia la Línea Hitler. 24 de Mayo de 1944, Vale de Liri, Italia

Soldado examinando un grupo de granadas de mortero abandonadas por unidades  Panzer Grenadier Alemanas cerca de Aquino. 22 de Mayo de 1944, Aquino, ItaliaSoldado examinando un grupo de granadas de mortero abandonadas por unidades Panzer Grenadier Alemanas cerca de Aquino. 22 de Mayo de 1944, Aquino, Italia
Hacia Ortona

A mediados de noviembre, el Quinto y el Octavo Ejército se fueron aproximando a la línea Bernhard. Al mando del General Montgomery la columna británica bordeó el flanco, a lo largo del Adriático con el objetivo de conquistar Pescara antes de girar al Oeste a lo largo del camino de Pescara-Roma. Entre el 28 y el 30 de noviembre, el Octavo Ejército tomó la colina del valle del Río Sangro. La 1ra Brigada Blindada canadiense apoyó la 8va División india encargada de mantener una base estable en la colina. Dos divisiones debían avanzar hacia Pescara: la 2da División neozelandesa a lo largo de una ruta interior, y la 1ra División canadiense a lo largo de la costa. El primer obstáculo era el Río Moro, ya que al otro lado esperaban las tropas alemanas.

Valle de Moro

El ataque fue lanzado el 6 de diciembre. La ortografía no ayudaba, ya que las pendientes eran escarpadas, las fuertes lluvias de invierno habían aumentado el caudal del río y habían convertido la tierra en una auténtica trampa de barro para los vehículos blindados. El enemigo estaba bien atrincherado y se tendría que luchar por cada centímetro de tierra. Los contraataques alemanes prosiguieron y finalmente los canadienses no tuvieron otra opción que retirarse. Se necesitaron dos días, el 8 y 9 de diciembre, para capturar San Leonardo. A pesar de los numerosos obstáculos, los Seaforth Highlander1, en los tanques del Regimiento Calgary, fueron capaces de acercarse al pueblo.

Debido a la estrechez del camino, dos tanques se precipitaron por un barranco de diez metros al tomar una curva cerrada. La fuerte artillería y el fuego de mortero golpean duramente tanto a la columna blindada, como a la infantería a medida que se acercan al Río Moro. Al otro lado, un tanque obstruyó el camino que sube hacia San Leonardo al pasar por una mina, bloqueándolo y obligando al resto de vehículos a encontrar una ruta alternativa entre los bosques de olivos. Sólo cinco tanques estaban operativos cuando los canadienses entraron en San Leonardo. Los Seaforth Highlander contraatacaron consiguiendo inutilizar sus posiciones de ametralladora, matando o capturando a muchos soldados alemanes. Doce tanques enemigos se dirigieron a la ciudad desde el este, pero a pesar de la diferencia de fuerzas, el Calgarys destruyó a unos y obligó a replegarse al resto de tanques alemanes. El 9 de diciembre en 1940, los canadienses habían tomado el sitio de San Leonardo.

Hacia la derecha, el Regimiento Hastings & Prince Edward estaba consiguiendo cruzar el río, estableciendo una cabeza de puente en el camino que bordea la costa. Resistieron un fuerte contraataque alemán, que resultó inútil y realmente costosos para estos últimos, consiguiendo los primeros mantener la posición finalmente.

Después de San Leonardo, la División canadiense estuvo en lo que pareció ser un callejón sin salida: un barranco profundo y estrecho que los tanques no podían cruzar. Además, la 90ª División Panzer estaba allí atrincherada. Después de varias tentativas infructuosas por cruzar el barranco, los canadienses fueron obligados a retirarse.

Por la mañana del 13 de diciembre, el 22º Real Regimiento y los tanques del Regimiento de Ontario lanzaron un ataque sobre un flanco del enemigo, hacia Casa Berardi. La infantería se encontró enfrente del fuego de artillería; sólo 50 hombres sobrevivieron. El único oficial, el Capitán Paul Triquet dijo a sus hombres: "el enemigo está delante, detrás y en nuestros flancos. Hay sólo un lugar seguro - y está en el objetivo." Triquet capturó Casa Berardi al atardecer pero la situación era desesperada: sólo 15 hombres del 22º Real Regimiento y el Escuadrón "C" del Regimiento de Ontario reducido a cuatro tanques. Aún así los canadienses fueran capaces de sostener la posición. Por estos hechos se le concedió al Capitán Paul Triquet la Cruz de la Victoria.

Ortona

Para los canadienses, Ortona fue la batalla más sangrienta de la Campaña italiana. La que una vez fue una pintoresca y antigua aldea en la costa de Adriático fue completamente reducida a escombros. Las tropas canadienses y alemanas luchan a diario, casa por casa. Los francotiradores y las minas fueron una amenaza constante y cada edificio conquistado produjo un coste terrible de vidas. La captura de Ortona es definida como "El patio del infierno" , o el "Estalingrado italiano" y está considerado el logro más grandes de Canadá durante la guerra.
Tanques Sherman del 12º Regimiento Blindado son inspeccionados en Lucera al Sureste de Italia en septiembre de 1943Tanques Sherman del 12º Regimiento Blindado son inspeccionados en Lucera al Sureste de Italia en septiembre de 1943

Sherman del Regimiento Calgary entrando en San Pancrazio, Italia, julio 1944Sherman del Regimiento Calgary entrando en San Pancrazio, Italia, julio 1944
La Línea Gótica: El infierno canadiense

Durante el otoño y el invierno de 1944 llegaron los canadienses desde la costa Adriática con el objetivo de abrir camino hacia la Línea Gótica, última línea de defensa alemana que separa el Valle del Po y la gran Llanura de Lombardía en el Norte de Italia. Debido a que la mayoría de las fábricas que abastecían de provisiones vitales estaban localizadas en el norte, los alemanes lucharían con fuerza para prevenir una brecha. La línea era una formidable barrera defensiva, formada por puestos de ametralladoras, antitanques, morteros, minas, obstáculos de alambre y zanjas antitanque.

El plan Aliado organizó un ataque sorpresa contra el flanco este, seguido de una incursión hacia Bolonia. Debían engañar a los alemanes haciéndoles creer que el ataque vendría del Oeste, la 1ra División canadiense fue concentrada cerca de Florencia, y en secreto se desplazó hacia el Adriático.

La semana anterior, agosto de 1944, el Cuerpo. canadiense al completo comenzó su ataque contra la Línea Gótica con el objetivo de capturar Rímini. El 25 de agosto, los canadienses cruzaron el Río Metauro, el primero de seis ríos que habría que atravesar durante el avance. Se dirigieron hacia el Río Foglia donde los alemanes habían concentrado sus fuerzas. Esto requirió de días de duros combates para intentar el debilitamiento de la línea.

El 30 de agosto, dos brigadas canadienses cruzaron el Río Foglia. El 2 de septiembre, el General Burns dijo "la Línea Gótica está completamente rota en el Sector Adriático y el 1er Cuerpo canadiense avanza hacia el Río Conca". El mensaje fue precipitado, ya que el enemigo se recuperó rápidamente, reforzando la defensa Adriática por divisiones móviles de otras líneas y reduciendo la marcha a Rímini a un amargo, lento y gradual avance. A cinco kilómetros al sur del Conca, las tropas avanzadas cayeron bajo fuego enemigo de la 1ra División Paracaidista alemana, mientras los mayores enfrentamientos se desarrollaban en Canto Coriano al Oeste. Finalmente, los canadienses capturaron Canto y a partir de aquí parecía que la Línea Gótica finalmente iba a caer, sin embargo, los canadienses lucharon durante más tres semanas para tomar la posición de la colina de San Fortunato que bloqueaba el camino hacia el Valle de Po.

El 21 de septiembre, los Aliados entraron en un Rímini desierto. Aquel mismo día, la 1ª División fue reforzada con la División de Nueva Zelanda, junto con la 5ª División Blindada para efectuar un barrido a través de la Llanura de Lombardia hacia Bolonia y el Po. Pero las lluvias llegaron. Las corrientes se convirtieron en furiosos torrentes, el barro sustituyó al polvo y los tanques quedaron atascados en las tierras de pantano del Romagna. Los alemanes seguían resistiendo.

En septiembre de 1944 la situación se alivió y con ello las esperanzas de avanzar rápidamente por el valle del Po. El 11 de octubre, la 1ª División de Infantería canadiense volvió a la línea y la 5ª División entró en la reserva. Durante tres semanas, los canadienses lucharon en una Romagna inundada. Las tremendas defensas del Río Savio fueron inutilizadas, pero los alemanes contraatacaban para tratar de hacer retroceder a los canadienses. Mientras tanto, los americanos avanzaban hacia Bolonia. Para parar su avance, los alemanes enviaron dos divisiones del frente Adriático. Con este movimiento, los canadienses fueron capaces de avanzar aproximadamente diez kilómetros. A partir de aquí, pasan a la reserva después de diez semanas de luchas continuas.

Volvieron al frente el 1 de diciembre cuando el Octavo Ejército hizo una última tentativa de abrir camino en la Llanura de Lombardia. En un mes de intentos por cruzar el río Senio, causando infinidad de bajas. Aquí los alemanes, en una resistencia desesperada, ayudados por refuerzos de su flanco occidental y por el tiempo y 
la topografía, consiguió frenar al Octavo Ejército. La campaña italiana siguió en la primavera 1945, pero los canadienses no participaron en la victoria final.

El ejercito canadiense perdió en Italia 5.900 hombres en combate y 25,264 resultaron heridos.


1Histórico Regimiento del Ejército Británico que permanecía durante largos periodos en las Highlands 
escocesas.

Filmografía
http://www.youtube.com/watch?v=0Znr-eaov20
http://www.history.com/video.do?name=am ... 1670024878

Imágenes y Fuentes consultadas:
wwii.ca
en.wikipedia.org/wiki/Military_history_of_Canada_during_the_Second_World_War
es.wikipedia.org/wiki/Historia_de_Canadá
yesnet.yk.ca/schools/projects/canadianhistory
junobeach.org


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